El Tesoro Viviente de Islandia: El Perro Vikingo.

En la remota y espectacular Isla de Hielo y Fuego, donde los volcanes esculpen la tierra y los glaciares vigilan el tiempo, existe una criatura que es la encarnación misma del espíritu de la nación: el pastor islandés, o Íslenski fjárhundurinn. No es simplemente una raza de perro; es un tesoro nacional, un artefacto histórico viviente y un compañero cuya lealtad ha sido probada durante más de mil años de adversidades compartidas. Con su rostro sonriente, sus orejas alertas y su cola enroscada con alegría, este canino de tipo spitz es el único perro nativo de Islandia, un testimonio de la resistencia y la adaptación. Su historia está indisolublemente tejida con la de los colonos vikingos que lo llevaron a esas costas inhóspitas, y su supervivencia es un drama de perseverancia contra la extinción. Mucho más que un simple pastor, ha sido un vigilante, un buscador, un motor indispensable en la economía agraria y, sobre todo, un miembro insustituible de la familia islandesa. Comprender a este perro es asomarse a la historia de un pueblo, a su lucha y a su profundo amor por la tierra y las criaturas que la habitan. Esta entrada es un viaje profundo a través de todos los aspectos de su existencia, desde las sagas antiguas hasta su lugar en el hogar moderno, desglosando cada faceta de su ser para honrar su extraordinario legado.

La saga del pastor islandés comienza en la Era Vikinga. Entre los años 874 y 930 d.C., navegantes y colonos nórdicos, principalmente de Noruega, se embarcaron en audaces viajes a través del Atlántico Norte en sus icónicos drakkars. No viajaban solos. Junto a sus familias, su ganado y sus enseres, llevaban consigo a sus perros, ancestros directos del canino que hoy conocemos. Estos perros de tipo spitz eran herramientas vivientes de valor incalculable, esenciales para la supervivencia en las nuevas e inciertas tierras que iban a colonizar. Su función principal era el pastoreo y la protección del ganado, tareas vitales en una sociedad agraria.

Al llegar a Islandia, una isla volcánica deshabitada por el ser humano hasta ese momento, los colonos y sus perros se encontraron en un aislamiento geográfico casi total. Durante los siguientes mil años, esta falta de contacto con el mundo exterior se convirtió en el crisol que forjó a la raza. No hubo cruces con otros tipos de perros. La selección natural y las necesidades funcionales de los granjeros islandeses fueron las únicas fuerzas que moldearon su evolución. Necesitaban un perro ágil, resistente a un clima brutalmente hostil, con un pelaje denso que lo protegiera de la nieve y el viento helado, y con una inteligencia aguda para trabajar de forma independiente en los vastos y accidentados terrenos de la isla. Debía ser un perro vocal, capaz de comunicarse con su dueño a grandes distancias mediante el ladrido, y lo suficientemente robusto para mover ovejas, ganado e incluso los resistentes caballos islandeses.

Durante siglos, este animal fue una pieza central de la vida rural islandesa. Su habilidad para encontrar y guiar a las ovejas durante los réttir, los arreos de otoño en los que se recogía el ganado de las pasturas de las tierras altas, era legendaria. Su ladrido incesante y su energía sin fin eran las herramientas perfectas para esta tarea. Además, actuaba como un sistema de alarma infalible para la granja, alertando de la llegada de cualquier extraño, humano o animal. La relación entre el granjero y su perro era de una interdependencia absoluta.

Sin embargo, este aislamiento que lo hizo único también lo convirtió en vulnerable. En el siglo XIX, la importación de otros perros trajo consigo enfermedades para las que la población canina nativa no tenía inmunidad. Las epidemias, especialmente el moquillo canino y la hepatitis infecciosa, barrieron la isla, causando una devastación sin precedentes. La población del pastor islandés se desplomó de manera catastrófica. A principios del siglo XX, la raza estaba al borde de la extinción. Se estima que en la década de 1950 quedaban menos de 50 individuos puros en toda Islandia. El perro que había acompañado a la nación desde su nacimiento estaba a punto de desaparecer para siempre.

Fue en este momento crítico cuando surgieron los héroes de esta historia. Entusiastas y criadores, tanto islandeses como extranjeros, reconocieron la tragedia inminente y tomaron medidas drásticas para salvar a la raza. La figura más destacada de este renacimiento fue el inglés Mark Watson, un aristócrata y amante de los perros que visitó Islandia en varias ocasiones a mediados de siglo. Watson quedó fascinado por estos perros y, consciente de su precaria situación, exportó varios ejemplares de alta calidad a California para establecer un programa de cría seguro, lejos de las epidemias que asolaban la isla. Aunque sus esfuerzos iniciales tuvieron dificultades, encendieron la llama de la conservación.

En Islandia, figuras como Páll A. Pálsson, Jefe de Servicios Veterinarios, lideraron la carga. Se impusieron estrictas prohibiciones de importación de perros para proteger a los supervivientes y se fundó el Club del Perro Pastor Islandés (Deild Íslenska Fjárhundsins, o DÍF) en 1969. Este club, junto con la Asociación de Criadores de Perros de Islandia (HRFÍ), estableció un programa de cría cuidadosamente gestionado, registrando a los perros supervivientes y planificando cruces para aumentar el número y la diversidad genética de la forma más segura posible. Gracias a estos esfuerzos concertados y apasionados, la raza comenzó una lenta pero firme recuperación. En 1972, la Federación Cinológica Internacional (FCI) reconoció oficialmente al Íslenski fjárhundurinn, otorgándole un estatus mundial que ayudó a consolidar su futuro.

La apariencia física del pastor islandés es el resultado directo de siglos de adaptación a un entorno implacable. Es un perro de tipo spitz nórdico, lo que se evidencia en sus orejas erguidas y su cola enroscada. De tamaño mediano, su construcción es robusta y rectangular, siendo ligeramente más largo que alto, lo que le confiere agilidad y resistencia.

Cabeza y Expresión: Su cabeza es de forma triangular, con un cráneo ligeramente abombado y un hocico fuerte que se estrecha hacia la trufa, que es típicamente negra (o marrón oscuro en perros de color chocolate). Una de sus características más entrañables es su expresión, que se describe a menudo como dulce, inteligente y alegre, casi como si estuviera sonriendo. Sus ojos, de tamaño mediano y forma almendrada, suelen ser de color marrón oscuro, contribuyendo a esa mirada bondadosa y alerta. Las orejas son de inserción alta, triangulares y de tamaño mediano, con las puntas ligeramente redondeadas. Son extremadamente móviles y expresivas, reaccionando a cada sonido y reflejando el estado de ánimo del animal.

Cuerpo y Estructura: El cuerpo es fuerte y musculoso, preparado para el trabajo. El cuello es musculoso y sin papada, el pecho es profundo y las costillas bien arqueadas para una buena capacidad pulmonar. La línea dorsal es recta y nivelada, y el lomo es ancho y musculoso. La cola, de inserción alta, es una de sus señas de identidad: se enrosca con gracia y la lleva tocando el dorso, un rasgo típico de los spitz. Las patas son rectas, paralelas y fuertes, con espolones dobles o incluso triples en las patas traseras, una característica arcaica considerada deseable en el estándar de la raza.

El Manto Protector: El pelaje es, sin duda, una de sus adaptaciones más impresionantes. Es una doble capa impermeable y perfectamente aislante. Existen dos variedades, ambas admitidas en el estándar:

  • Pelo Corto: La capa externa es de longitud media, bastante áspera al tacto, mientras que la capa interna es muy densa y suave.
  • Pelo Largo: La capa externa es considerablemente más larga que en la variedad anterior, también áspera, con un subpelo igualmente denso y suave.

Ambos tipos de manto le proporcionan una protección excepcional contra el frío, la lluvia y la nieve. El pelo es más corto en la cara, la parte superior de la cabeza, las orejas y la parte delantera de las patas, y más largo en el cuello (formando un collarín), el pecho y la parte posterior de los muslos (formando “pantalones”).

Colores y Marcas: La gama de colores es muy variada, lo que añade un gran atractivo a la raza. El estándar es bastante permisivo en este aspecto, aunque se estipula que un color debe ser el predominante. Los colores incluyen:

  • Leonado/Gamuza: En todas sus tonalidades, desde el crema más pálido hasta el marrón rojizo intenso.
  • Marrón Chocolate: Distintas gamas de marrón.
  • Gris: Desde el plateado hasta tonos más oscuros.
  • Negro: Generalmente tricolor (negro, blanco y marcas fuego).

Junto al color predominante, siempre aparecen marcas blancas, que suelen ser irregulares. Un lucero en la cara, un collar (parcial o completo), una mancha en el pecho, “calcetines” de diferente altura en las patas y la punta de la cola son muy comunes. Las marcas fuego (tonos rojizos o amarillentos) a menudo acompañan a los perros negros, grises o marrones, apareciendo en las mejillas, sobre los ojos (formando “cejas”) y en las patas.

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Si su físico es producto de la supervivencia, su carácter es el reflejo de una vida de cooperación y compañía con el ser humano. El pastor islandés es conocido por su temperamento excepcionalmente amigable, extrovertido y juguetón. No es un perro de un solo dueño; tiende a considerar a toda la familia como su manada y muestra afecto por igual.

Inteligencia y Curiosidad: Es una raza extremadamente inteligente y curiosa. Siempre está observando, aprendiendo y procesando lo que ocurre a su alrededor. Esta inteligencia lo hace muy adiestrable y deseoso de complacer, pero también le confiere una vena independiente. Si no se le guía, usará su cerebro para tomar sus propias decisiones, que no siempre coincidirán con las de su dueño. Su curiosidad es insaciable, lo que significa que necesita un entorno estimulante para no aburrirse.

Naturaleza Sociable: Es un perro inherentemente sociable. La agresividad es extremadamente rara y muy atípica en la raza. Se lleva bien con los niños, con quienes suele ser paciente y juguetón, y tiende a coexistir pacíficamente con otros perros y mascotas, especialmente si se socializa desde cachorro. Su instinto de pastoreo puede manifestarse en intentos de “guiar” a los niños o a otros animales con empujoncitos o ladridos, un comportamiento que debe ser encauzado con amabilidad.

El Perro Ladrador: Una de las características más definitorias y que todo futuro propietario debe entender es que es un perro vocal. Su ladrido es su principal herramienta de comunicación, perfeccionada durante siglos para alertar a los pastores en las vastas llanuras islandesas. Ladra cuando está emocionado, cuando juega, cuando llega alguien a casa, cuando ve un pájaro por la ventana o cuando quiere llamar la atención. No es un ladrido agresivo, sino de alerta y comunicación. Este rasgo, aunque útil en una granja, puede ser un desafío en un entorno urbano si no se gestiona adecuadamente desde una edad temprana.

Vínculo y Lealtad: Este canino forma un vínculo increíblemente fuerte con su familia. Es una auténtica “sombra”, que seguirá a sus humanos de una habitación a otra, buscando siempre la interacción y la participación. No tolera bien la soledad y puede desarrollar ansiedad por separación si se le deja solo durante periodos prolongados con demasiada frecuencia. Necesita sentirse una parte integral de la vida familiar para ser un perro feliz y equilibrado. Esta devoción lo convierte en un compañero excepcional para quienes pueden ofrecerle tiempo, afecto y actividades compartidas.

Para comprender realmente a este animal, es vital entender su trabajo. No es un perro pastor como un Border Collie, que controla al rebaño con la mirada y movimientos sigilosos. Es un “pastor de voz y movimiento”. Su técnica consistía en correr, ladrar y utilizar su agilidad para mover al ganado en la dirección deseada.

El Trabajo en la Granja: Su tarea principal era el smölun, el pastoreo. Durante los réttir (arreos de otoño), los granjeros a caballo se adentraban en las tierras altas para reunir a miles de ovejas y traerlas de vuelta a los valles. Sus perros eran indispensables, actuando como avanzadillas que localizaban a los rebaños dispersos y los guiaban hacia los jinetes. Su resistencia era legendaria, capaces de trabajar durante días en terrenos difíciles. Una de sus habilidades más valiosas era encontrar ovejas enterradas bajo la nieve después de una tormenta, guiándose por el olfato y el oído para salvarlas de una muerte segura. También se usaban para mover a los caballos de un pasto a otro y para evitar que el ganado se acercara a los campos de heno recién segado. Además de pastorear, era el vigilante de la granja. Su agudo oído detectaba cualquier aproximación mucho antes que un humano, y su ladrido alertaba a la familia, distinguiendo a menudo entre visitantes conocidos y extraños.

Funciones Modernas: Hoy en día, aunque algunos todavía trabajan en granjas islandesas, la mayoría son perros de compañía. Sin embargo, sus instintos y su energía de trabajo permanecen intactos. Esto los hace candidatos excepcionales para una variedad de deportes y actividades caninas. Su agilidad, inteligencia y ganas de complacer los hacen brillar en disciplinas como:

  • Agility: Un deporte que pone a prueba su velocidad y precisión en un circuito de obstáculos.
  • Flyball: Una carrera de relevos que explota su velocidad y amor por las pelotas.
  • Rally Obedience: Una modalidad de obediencia más dinámica y divertida.
  • Pastoreo Deportivo: Pruebas que les permiten usar sus instintos naturales en un entorno controlado.
  • Canicross y Senderismo: Son compañeros incansables para excursiones y carreras por la montaña.

Además, su naturaleza empática y su amor por la gente los convierten en excelentes perros de terapia y asistencia emocional, llevando su alegría característica a hospitales y residencias.

A pesar de su pelaje abundante, el cuidado de este spitz islandés no es tan exigente como podría parecer, pero requiere regularidad y atención.

Cepillado: La clave para mantener su manto en buen estado es el cepillado. Se recomienda un cepillado a fondo al menos una o dos veces por semana para eliminar el pelo muerto, prevenir la formación de nudos (especialmente en la variedad de pelo largo, detrás de las orejas y en los “pantalones”) y distribuir los aceites naturales de la piel. Durante las dos épocas de muda estacional (primavera y otoño), la pérdida de pelo es masiva. En estos periodos, el cepillado diario se vuelve casi indispensable para mantener la casa relativamente libre de pelo y ayudar al perro en su proceso de renovación del manto.

Baño: Su pelaje tiene propiedades autolimpiables y es resistente al agua y a la suciedad. Por ello, los baños deben ser infrecuentes. Bañarlo en exceso puede eliminar la capa de grasa natural que protege su piel y su pelo, provocando sequedad e irritación. Se debe bañar solo cuando esté realmente sucio, utilizando siempre un champú suave y específico para perros.

Otros Cuidados:

  • Uñas: Deben cortarse regularmente, aproximadamente una vez al mes, si no se desgastan de forma natural con el ejercicio. Unas uñas demasiado largas pueden causar dolor y problemas posturales.
  • Oídos: Hay que revisarlos semanalmente para detectar signos de suciedad, cera excesiva o infección. Se pueden limpiar con una gasa y un limpiador auricular específico para perros.
  • Dientes: La higiene dental es crucial. El cepillado regular de los dientes (varias veces por semana) con una pasta dentífrica canina ayuda a prevenir la acumulación de sarro y la enfermedad periodontal.
  • Espolones: Los espolones traseros dobles no suelen tocar el suelo, por lo que no se desgastan. Es vital revisarlos y cortarlos con la misma frecuencia que las otras uñas para evitar que crezcan en exceso y se claven en la piel.
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Una nutrición adecuada es la piedra angular de la salud y la longevidad de este canino. Siendo una raza activa y enérgica, sus necesidades calóricas pueden ser superiores a las de perros más sedentarios del mismo tamaño.

Elección del Alimento: La opción más común y recomendada por muchos veterinarios es un pienso comercial de alta calidad. Es importante elegir uno que liste una fuente de proteína animal (como pollo, cordero o pescado) como primer ingrediente. Se deben evitar los piensos con exceso de cereales de relleno (maíz, trigo) y subproductos de origen desconocido. La fórmula debe ser apropiada para su etapa de vida:

  • Cachorro: Necesitan una dieta rica en proteínas y calorías para un crecimiento y desarrollo óptimos.
  • Adulto: Una dieta de mantenimiento equilibrada que satisfaga sus necesidades energéticas sin llevar al sobrepeso.
  • Senior: Una dieta con menos calorías pero rica en nutrientes de apoyo articular (como la glucosamina) y antioxidantes.

Algunos propietarios optan por dietas caseras o crudas (BARF), que pueden ser excelentes pero requieren una investigación exhaustiva y, preferiblemente, la supervisión de un nutricionista veterinario para garantizar que sean completas y equilibradas.

Control de las Raciones: El sobrepeso es un problema creciente en los perros de compañía y puede ser devastador para la salud, especialmente para las articulaciones. Es fundamental medir la cantidad de comida y no alimentarlo a demanda. Las golosinas utilizadas para el adiestramiento deben ser saludables y tenerse en cuenta en el cómputo calórico diario. El agua fresca y limpia debe estar siempre a su disposición.

Educar a un pastor islandés es una experiencia gratificante debido a su inteligencia y ganas de agradar, pero también requiere coherencia y comprensión de su naturaleza.

Socialización Temprana: El periodo más crítico para el desarrollo de su comportamiento es la etapa de socialización, que va desde las 3 hasta las 16 semanas de vida. Durante este tiempo, el cachorro debe ser expuesto de manera gradual y positiva a la mayor variedad posible de personas, perros, entornos, sonidos y experiencias. Una buena socialización es la mejor prevención contra miedos y fobias en la edad adulta y sentará las bases de un perro seguro y sociable.

Adiestramiento en Positivo: Esta raza es sensible y responde muy mal a los métodos de adiestramiento basados en el castigo o la fuerza. Estos enfoques pueden dañar su confianza y el vínculo con su dueño. El refuerzo positivo es la metodología ideal: se premian los comportamientos deseados (con comida, juguetes o elogios) y se ignoran o redirigen los no deseados. Las sesiones de adiestramiento deben ser cortas, divertidas y variadas para mantener su interés.

Gestión del Ladrido: Como se mencionó, el ladrido es un rasgo inherente. No se puede (ni se debe) eliminar por completo, pero sí se puede gestionar. Es útil enseñarle la orden “Silencio” o “Basta”. También es crucial asegurarse de que todas sus necesidades de ejercicio y estimulación mental están cubiertas, ya que un perro aburrido o frustrado ladrará mucho más.

Estimulación Mental: El ejercicio físico no es suficiente. Su cerebro necesita trabajar. Los juegos de olfato, los rompecabezas interactivos, el aprendizaje de nuevos trucos y la participación en deportes caninos son formas excelentes de mantener su mente activa y prevenir problemas de comportamiento.

Este no es un perro de sofá. Es un atleta nato que necesita una cantidad significativa de ejercicio diario para mantenerse física y mentalmente sano. Un ejemplar adulto requiere, como mínimo, una hora de ejercicio vigoroso al día, aunque la mayoría disfrutarán de mucho más.

Paseos y Excursiones: Los paseos diarios con correa son esenciales, pero no suficientes. Necesitan oportunidades para correr sueltos en un área segura y cercada. Son compañeros excepcionales para el senderismo y el montañismo, capaces de recorrer largas distancias sin cansarse. Su agilidad y su robusta constitución los hacen perfectos para terrenos irregulares.

Juegos: Disfrutan enormemente de los juegos interactivos con sus dueños. Los juegos de buscar y traer la pelota o un frisbee son una excelente forma de quemar energía. Los juegos de escondite o de olfato también apelan a sus instintos naturales.

Deportes Caninos: Como se detalló en el apartado sobre su función, la participación en deportes caninos es una de las mejores maneras de canalizar su energía e inteligencia. El agility, en particular, parece hecho a medida para ellos, combinando velocidad, obediencia y un estrecho trabajo en equipo con su guía. Estas actividades no solo proporcionan ejercicio, sino que también fortalecen enormemente el vínculo entre el perro y el dueño.

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El pastor islandés es, en general, una raza muy sana y longeva, con una esperanza de vida que suele oscilar entre los 12 y los 15 años. Su aislamiento histórico y los esfuerzos de los criadores responsables han ayudado a mantener un acervo genético relativamente saludable. Sin embargo, como todas las razas, tienen predisposición a ciertas condiciones.

Enfermedades Potenciales:

  • Displasia de Cadera y Codo: Una malformación de las articulaciones que puede llevar a la artritis. Los criadores responsables realizan radiografías a sus reproductores (certificadas por organismos como OFA o PennHIP) para minimizar el riesgo.
  • Luxación de Rótula: Un problema en el que la rótula se sale de su sitio. También puede ser detectado en los exámenes veterinarios.
  • Enfermedades Oculares: Se han reportado casos de cataratas y distiquiasis (pestañas que crecen hacia el ojo). Los exámenes oftalmológicos regulares (CERF) en los reproductores son importantes.

Prevención y Cuidados Veterinarios: La mejor estrategia es la prevención. Adquirir un cachorro de un criador ético que realice todas las pruebas de salud pertinentes es el primer paso. Además, es fundamental mantener un programa de medicina preventiva con un veterinario de confianza, que incluya:

  • Vacunaciones anuales.
  • Desparasitación interna y externa regular.
  • Chequeos de salud anuales (o semestrales en perros mayores).

Estar atento a cualquier cambio en el comportamiento, el apetito o el nivel de energía del perro es clave para detectar problemas de salud de forma temprana.

Aunque la raza está a salvo de la extinción, su creciente popularidad presenta nuevos desafíos. La cría indiscriminada por parte de “fábricas de cachorros” o criadores de patio trasero que solo buscan el beneficio económico amenaza con introducir problemas de salud y temperamento.

Elegir un Criador: Un criador responsable y ético es el guardián de la raza. Se caracteriza por:

  • Pertenecer a los clubes oficiales de la raza.
  • Realizar todas las pruebas de salud recomendadas a sus perros reproductores y mostrar los resultados.
  • Criar a los cachorros en un ambiente doméstico, socializándolos desde el nacimiento.
  • Hacer muchas preguntas a los posibles compradores para asegurarse de que sus cachorros van a un hogar adecuado.
  • Ofrecer un contrato y apoyo de por vida para el cachorro.

El Futuro: Organizaciones como la Icelandic Sheepdog International Cooperation (ISIC) trabajan para coordinar a los clubes de todo el mundo, promoviendo la cría saludable y la preservación de las características únicas de la raza. El futuro del pastor islandés depende de que los nuevos propietarios sean educados y responsables, y de que los criadores mantengan los más altos estándares éticos, priorizando siempre la salud y el temperamento por encima de las modas.

El pastor islandés es una ventana a otro tiempo y lugar, un perro forjado por el fuego de los volcanes y la tenacidad del pueblo vikingo. Poseer uno es un privilegio que conlleva la responsabilidad de comprender su herencia y satisfacer sus necesidades. No es la raza adecuada para todo el mundo. Requiere tiempo, energía, compromiso y una casa llena de amor y actividad. Pero para la familia adecuada, la recompensa es inconmensurable. Ofrece una lealtad sin fisuras, una alegría contagiosa y una compañía inteligente y sensible. Es un compañero de aventuras, un confidente peludo y un guardián alerta, todo envuelto en un manto nórdico y una sonrisa perpetua. Acoger a uno de estos caninos en el hogar no es simplemente tener una mascota; es adoptar un pedazo de la historia viva de Islandia y ganar un amigo incomparable para toda la vida.

Aunque no existen muchos libros dedicados exclusivamente al pastor islandés en español, la siguiente selección ofrece una base excelente sobre adiestramiento, comportamiento y cuidado canino que es perfectamente aplicable a esta raza inteligente y sensible.

  1. “El choque de culturas” de Jean Donaldson: Un libro fundamental para cualquier dueño de perro. Donaldson explica de manera clara y amena cómo ven el mundo los perros y por qué hacen lo que hacen. Ayuda a entender la mentalidad canina y a construir una relación basada en el entendimiento mutuo, algo esencial para una raza tan inteligente y conectada con su familia como el pastor islandés.
  2. “Manual de adiestramiento canino cognitivo-emocional” de Carlos Alfonso López García: Este manual se aleja de los métodos tradicionales y se centra en las capacidades cognitivas y emocionales del perro. Propone un adiestramiento basado en el respeto, la comunicación y la creación de un vínculo sólido. Sus técnicas son ideales para el pastor islandés, que prospera con el refuerzo positivo y los desafíos mentales.
  3. “Tu perro piensa y te quiere: Entender a tu perro para educarlo mejor” de Carlos Alfonso López García: En la misma línea que el anterior, este libro profundiza en la mente del perro y en la importancia del vínculo afectivo. Ofrece herramientas prácticas para solucionar problemas de comportamiento desde la raíz, entendiendo la causa emocional o cognitiva que los provoca.
  4. “Adiestramiento canino para Dummies” de Jack y Wendy Volhard: Una guía completa y accesible para dueños primerizos y experimentados. Cubre todos los aspectos básicos del adiestramiento, desde las órdenes fundamentales hasta la solución de problemas comunes, utilizando métodos positivos y fáciles de aplicar. Es una excelente obra de referencia para el día a día.
  5. “¿Qué le pasa a mi perro?: Guía de primeros auxilios y cuidados básicos” de Nicklas Ehrlemark y Torsten Widholm: La salud es primordial. Este libro es una guía práctica y visual sobre cómo actuar ante una emergencia y cómo proporcionar los cuidados básicos que necesita un perro. Es una herramienta indispensable para cualquier propietario responsable que desee estar preparado para cuidar del bienestar físico de su compañero.
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