DESCRIPCIÓN GENERAL Y RASGOS MÁS LLAMATIVOS
El Chow Chow es una de esas razas que dejan una impresión imborrable desde el primer encuentro. Su porte imponente, su pelaje denso y su característico andar pausado evocan la imagen de una criatura antigua, casi mítica. Este perro de tamaño mediano, que oscila entre los 20 y 32 kilos, posee una estructura robusta y compacta, con patas rectas y firmes que sostienen un cuerpo cuadrado y sólido. Su cabeza es ancha, con un cráneo plano y un hocico corto, resaltado por una trufa negra y redondeada que intensifica la expresión de sus ojos almendrados y oscuros, cargados de misterio.
Uno de los rasgos más distintivos del Chow Chow es su lengua de color azul violáceo, una singularidad compartida con pocas otras razas, y que añade a su ya enigmática presencia un halo de exotismo. El pelaje puede presentarse en dos variedades: de pelo largo y abundante, con melena leonina, o de pelo corto, más adherido y liso, aunque igualmente denso. Los colores admitidos incluyen el león (rojizo), negro, azul, crema y canela, siempre sólidos.
Su mirada, reservada y algo distante, refleja una personalidad tranquila, digna y segura de sí misma. A menudo se le confunde con un animal frío o poco afectuoso, pero en realidad es un perro muy leal, con un profundo sentido de pertenencia hacia su núcleo familiar, al que protege sin estridencias. No es dado a demostraciones efusivas ni a los juegos ruidosos, lo que lo convierte en un compañero sereno para personas que valoran la calma, la rutina y la introspección.
HISTORIA ANTIGUA Y LINAJE IMPERIAL
Los orígenes del Chow Chow se pierden en las brumas de la antigüedad. Se considera una de las razas más antiguas del mundo, con referencias históricas que se remontan a más de 2.000 años. Documentos de la dinastía Han ya mencionaban la existencia de perros con características similares, y algunas estatuas funerarias chinas reproducen figuras caninas que recuerdan inequívocamente al Chow Chow.
Durante siglos, esta raza fue criada en China no solo como animal de compañía, sino también como perro de guarda, cazador y, en épocas oscuras, incluso como animal destinado al consumo. No obstante, su aspecto majestuoso y su porte reservado hicieron que fuera también asociado a las cortes imperiales y los monasterios budistas, donde se le valoraba por su lealtad, inteligencia silenciosa y capacidad para detectar presencias extrañas.
El nombre “Chow Chow” no es de origen chino, sino una transliteración occidental derivada de antiguos inventarios mercantiles en los que se agrupaban diversos productos orientales bajo esa etiqueta. El nombre original en mandarín es Songshi Quan, que significa “perro león hinchado”, en alusión a su aspecto majestuoso.
Su llegada a Europa se produjo a finales del siglo XVIII, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se popularizó gracias al interés de la aristocracia británica por las razas exóticas. En 1865, la reina Victoria importó varios ejemplares, lo que impulsó su cría selectiva en Inglaterra. Desde entonces, el Chow Chow ha mantenido una presencia discreta pero constante en el mundo canino occidental.

ORÍGENES Y RAZAS ANCESTRALES VINCULADAS
Aunque su historia está profundamente enraizada en China, diversos estudios genéticos apuntan a que los ancestros del Chow Chow podrían haberse originado en las vastas estepas del norte de Asia, en la región que hoy comprendemos como Mongolia o Siberia. Esta hipótesis se apoya en similitudes morfológicas y genéticas con otras razas antiguas del grupo Spitz, como el Akita Inu japonés, el Samoyedo ruso o incluso el Mastín Tibetano.
Estas razas comparten ciertas características primitivas: una estructura ósea sólida, orejas triangulares erguidas, abundante pelaje doble y una conducta reservada. Los pueblos nómadas de Asia oriental valoraban a estos perros no solo por su utilidad práctica, sino también por su fuerte vínculo con lo espiritual. Eran guardianes del hogar, pero también protectores simbólicos contra espíritus malignos.
El aislamiento geográfico de ciertas zonas de China favoreció la conservación del linaje original del Chow Chow, con pocas hibridaciones. Este hecho ha permitido que conserve muchos de sus rasgos ancestrales prácticamente intactos hasta la actualidad, lo que lo convierte en una verdadera reliquia genética dentro del mundo canino.
SOCIALIZACIÓN Y CONVIVENCIA EN ENTORNOS HUMANOS
El Chow Chow es un perro que requiere una socialización temprana y bien estructurada para desarrollarse como un miembro equilibrado dentro de la familia. Debido a su temperamento reservado y su fuerte independencia, puede mostrar comportamientos territoriales o desconfiados si no se le expone desde cachorro a una variedad de estímulos, personas y entornos.
No es un perro que busque la compañía constante ni la aprobación continua de sus dueños. Su apego se manifiesta de manera sutil: con presencia constante, vigilancia tranquila y una disposición a acompañar sin imponerse. Este rasgo lo hace ideal para personas que valoran la independencia y la discreción en un animal de compañía.
La convivencia con otros perros puede ser armoniosa si ha sido correctamente socializado, pero tiende a preferir interacciones selectivas, sin aglomeraciones ni juegos bulliciosos. Con niños, puede mostrarse paciente, aunque no es un perro especialmente juguetón. Por tanto, es más recomendable en hogares con niños mayores o adultos que comprendan y respeten su espacio personal.
No es un perro de obediencia ciega, por lo que su educación debe basarse en la coherencia, la calma y la constancia. Gritarle o forzarle suele ser contraproducente. En cambio, responde bien al refuerzo positivo y a rutinas predecibles. Su fidelidad se gana, no se impone.
RELACIÓN CON HUMANOS Y PERFIL DEL CUIDADOR IDEAL
El vínculo que el Chow Chow establece con sus cuidadores es profundo, pero no inmediato. Esta raza valora la estabilidad emocional, la autoridad tranquila y la previsibilidad en el trato. El cuidador ideal no es quien busca un compañero efusivo o dependiente, sino quien sabe establecer una convivencia basada en el respeto mutuo, el lenguaje no verbal y la presencia silenciosa.
Quienes se sienten cómodos en la introspección y valoran los lazos basados en la confianza más que en la constante demostración afectiva encontrarán en el Chow Chow a un alma afín. No exige atención continua, pero percibe con agudeza los estados de ánimo de sus dueños y actúa en consecuencia.
El contacto físico no es una necesidad urgente para él. Prefiere las caricias suaves y breves a los abrazos prolongados, y agradece los espacios personales bien definidos. Su independencia no debe confundirse con frialdad: su lealtad es incuestionable, pero necesita tiempo y libertad para expresarla a su manera.
En entornos urbanos, puede adaptarse bien siempre que tenga sus rutinas claras, un lugar propio y salidas regulares en horarios tranquilos. En el campo o en casas con jardín, encuentra un equilibrio ideal, siempre que el espacio esté debidamente vallado y reciba compañía estable.

CUIDADOS DEL PELO, HIGIENE Y NECESIDADES DE ENTORNO
El manto del Chow Chow es uno de sus mayores orgullos y también una de sus mayores exigencias. Requiere cepillados frecuentes, al menos tres veces por semana en ejemplares de pelo largo, para evitar enredos, eliminar el pelo muerto y prevenir la formación de nudos o zonas de humedad que puedan derivar en infecciones cutáneas.
Durante la muda, que suele ocurrir dos veces al año, el cepillado debe intensificarse a diario. Es aconsejable utilizar peines metálicos de doble altura, cepillos de cerdas firmes y desenredantes suaves. El baño debe realizarse solo cuando sea necesario, con productos específicos para perros de piel sensible y asegurándose de secar completamente el pelaje para evitar dermatitis.
El entorno debe ser limpio, seco y ventilado. Esta raza tolera mal el calor excesivo, por lo que es fundamental proporcionar zonas de sombra, suelos frescos y evitar el ejercicio en las horas centrales del día durante el verano. Los paseos deben ser tranquilos y sin sobresaltos, ya que no disfruta de estímulos caóticos ni ambientes ruidosos.
En cuanto a la higiene general, es importante revisar con frecuencia los ojos, las orejas y las patas, ya que su estructura facial y su pelo abundante pueden esconder pequeñas lesiones o infecciones incipientes. El recorte de uñas, la limpieza dental y las visitas regulares al veterinario forman parte de una rutina básica de cuidado responsable.
PATOLOGÍAS COMUNES Y PREVENCIÓN VETERINARIA
A pesar de su aspecto robusto, el Chow Chow es propenso a ciertas afecciones que requieren un seguimiento veterinario riguroso y una detección precoz. Entre las más habituales se encuentra la displasia de cadera, una condición ortopédica común en razas medianas y grandes, que puede afectar seriamente su calidad de vida si no se trata a tiempo. El control del peso corporal y el ejercicio moderado, así como la crianza responsable que evite la consanguinidad, son medidas fundamentales de prevención.
Otro problema frecuente es el entropión, una alteración en la que los párpados se pliegan hacia dentro, provocando que las pestañas rocen el globo ocular. Esta condición causa irritación constante, lagrimeo excesivo e incluso úlceras en la córnea. En muchos casos requiere cirugía correctiva, por lo que es importante revisar los ojos con regularidad y consultar al veterinario ante cualquier señal de molestia ocular.
Debido a su piel espesa y su pelaje denso, esta raza también es susceptible a infecciones cutáneas como la pioderma, así como a dermatitis por humedad o alergias ambientales. Es vital mantener la piel seca, realizar cepillados frecuentes y evitar productos químicos que puedan alterar el equilibrio natural del pH dérmico.
Otros padecimientos a vigilar son el hipotiroidismo, que puede derivar en aumento de peso, letargo o pérdida de pelo, y ciertas formas de cáncer que tienen una mayor incidencia en ejemplares de edad avanzada. Las revisiones veterinarias semestrales, las analíticas periódicas y una alimentación adecuada contribuyen a una detección temprana y un tratamiento eficaz.

ALIMENTACIÓN Y NECESIDADES NUTRICIONALES
El Chow Chow necesita una dieta equilibrada que respete sus necesidades específicas como raza de metabolismo medio y tendencia al sobrepeso. Su alimentación debe ser rica en proteínas de alta calidad, con un aporte moderado de grasas y un bajo contenido en cereales o carbohidratos de absorción rápida. Se recomienda evitar los piensos genéricos y optar por fórmulas específicas para razas medianas con baja actividad.
El aporte de ácidos grasos esenciales, como el omega-3 y omega-6, es crucial para mantener la salud del pelaje y la piel. También pueden ser beneficiosos los suplementos de glucosamina y condroitina, especialmente en ejemplares mayores o con antecedentes familiares de displasia articular. Los prebióticos y probióticos ayudan a mantener el equilibrio intestinal, algo que el Chow Chow valora especialmente bien por su aparato digestivo algo delicado.
Es fundamental medir las raciones con precisión y no dejar comida disponible todo el día. Esta raza, aunque no es particularmente glotona, puede ganar peso con facilidad si no se controla su dieta. Se deben evitar premios calóricos innecesarios, restos de comida humana y cambios bruscos en la alimentación que puedan provocar diarreas o desequilibrios digestivos.
El agua debe estar siempre fresca y disponible. En épocas de calor, puede ser útil ofrecerla con pequeños cubitos de hielo o en varios puntos de la casa para asegurar una buena hidratación. En caso de optar por una dieta casera, es imprescindible consultar con un veterinario nutricionista para evitar carencias nutricionales o excesos dañinos.
PERROS CHOW CHOW DESTACADOS EN LA HISTORIA Y LA CULTURA
Aunque el Chow Chow no ha alcanzado la fama mediática de otras razas más populares, ha dejado huella en diversas figuras históricas y expresiones culturales. Uno de los amantes más famosos del Chow Chow fue nada menos que Sigmund Freud, el célebre padre del psicoanálisis, quien encontraba en su perro la serenidad necesaria para trabajar y recibir pacientes. Se dice que Freud confiaba en el criterio de su perro para evaluar la autenticidad emocional de quienes acudían a su consulta.
Otra figura que compartió su vida con varios ejemplares fue la reina Victoria del Reino Unido, una gran aficionada a las razas exóticas que, tras un viaje a China, quedó fascinada por estos imponentes animales. Su influencia ayudó a que el Chow Chow ganara presencia en exposiciones caninas a finales del siglo XIX en Inglaterra.
En el ámbito artístico, el pintor Lucian Freud, nieto de Sigmund, también fue dueño de un Chow Chow, al que retrató en varias de sus obras. En la literatura, autores como Colette y Agatha Christie mencionaron a estos perros en sus novelas como símbolo de exotismo y nobleza.
Incluso en el cine y la televisión se han colado ocasionalmente, representando la figura del perro estoico, silencioso y protector. Si bien su carácter reservado no se presta fácilmente al adiestramiento escénico, su estética y aura mística lo hacen inolvidable cada vez que aparece en pantalla.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA EN ESPAÑOL
Para aquellos que deseen profundizar en el conocimiento del Chow Chow, ya sea como futuros cuidadores o por mera pasión por esta raza ancestral, la siguiente selección bibliográfica en español ofrece un punto de partida sólido:
- “Chow Chow. Cuidados, carácter y adiestramiento” – Editorial Hispano Europea.
- “Guía práctica del Chow Chow” – de José Manuel Ferro Veiga.
- “Enciclopedia de las razas caninas” – VV.AA., donde se incluye un apartado específico con información técnica sobre esta raza.
- “El lenguaje de los perros: las señales de calma” – de Turid Rugaas, útil para entender mejor la comunicación sutil de razas reservadas como esta.
- “Conocer y educar a tu perro” – de Gwen Bailey, con capítulos aplicables al temperamento y necesidades del Chow Chow.

